EL PARTE DE ATESTADOS Y LA NIÑA QUE CORREGÍA A NIETZSCHE



El parte de atestados es un documento que el Capitán Jefe de la UOPJ suele remitir al Coronel Jefe de la Unidad. Raras veces el resto de mortales tenemos acceso a ese informe en el que folio a folio se repasan las claves del crimen que se investiga y mucho menos antes de que el juez instructor tenga conocimiento del mismo. Por azares del destino a lo largo de mi vida he tenido acceso a unos cuantos. En ocasiones resultan tan precisos que parecen escritos por la víctima o por un biógrafo de su total confianza. Cada dato, cada palabra, cada resultado de las pericias y análisis practicados describen los minutos y kilómetros recorridos por la víctima, los sospechosos y los testigos.

 En el caso de Asunta, el parte de atestados nos dibuja a una niña especial, a una niña a la que apenas le quedaba tiempo para otra cosa que no fuese desarrollar sus asombrosas virtudes. Clases de violín, piano, ballet... Se manejaba con más o menos soltura en cinco idiomas diferentes. Asombra a los investigadores y me imagino que a cualquiera que leía la filosofía de Nietzsche en alemán y hacía acotaciones (impropias de su edad) en los bordes de las páginas en ese mismo idioma.

 Una niña de la que esperaban resultados excelentes en todo lo que hacía, que era mucho. Esperaban de ella la sobredotación y sin duda la niña había alcanzado ese nivel. Un nivel que, por otro lado, había hecho de la niña una persona con una capacidad de análisis para la crítica muy superior no solo al de las niñas de doce años, sino también a la de la mayoría de adultos.

 El móvil es lo de menos para los investigadores. El juez debe esclarecer quién y cómo le arrebató la vida a la pequeña, pero la sociedad necesita una explicación, quiere saber el porqué a toda costa. Lo necesita más allá del morbo para poder transitar con la calma necesaria por este mundo rodeado de seres que no necesitan padecer ninguna enfermedad psiquiátrica para cometer los actos más terribles.

Mi admirado y recordado Dr. García Andrade repetía una y otra vez que "el crimen del loco es el que no tiene historia detrás". También decía que la gente necesita creer que todos somos buenos y que si alguien llega al punto de matar a su propia hija necesariamente ha sido porque se volvería loco. Como medida de protección, la gente buena le niega a su mente la existencia de la gente mala. Pero es indudable que hay gente mala. Todos aquellos para los que tu vida, tus bienes, tu seguridad y libertad ocupan un plano inferior al de su placer, poder o dominación... son malos. Estarán dispuestos a arrebatarte todo a cambio de su objetivo, por estúpido que este resulte.

 Y está claro que cualquier objetivo resulta estúpido, nimio y repugnante frente a la vida de una niña.


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